Antes de posicionarnos sobre si esta central debe seguir funcionando o no, debemos hacer un repaso de la actualidad nuclear en nuestro país.
En España existen actualmente 10 instalaciones nucleares que producen el 18,3% de la electricidad y garantizan el abastecimiento eléctrico, con lo que se evita la emisión de unos 40 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
En España existen actualmente 10 instalaciones nucleares que producen el 18,3% de la electricidad y garantizan el abastecimiento eléctrico, con lo que se evita la emisión de unos 40 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
Estas centrales nucleares producen en la actualidad una quinta parte de la electricidad, pero lo ideal sería contar con más reactores nucleares para alcanzar en el horizonte de 2030 una aportación nuclear del 30%, cuestión que contrasta con nuestra vecina Francia donde su producción alcanza el 80%, con 59 reactores en operación, uno de ellos en marcha para 2017.
Francia, a diferencia de España, demuestra la acertada apuesta por la energía nuclear que garantiza su suministro eléctrico, incluso exportarlo a otros países como el nuestro. De esta forma Francia frena las emisiones contaminantes y reduce la dependencia exterior.
Los problemas recientes de suministro de gas en gran parte de Europa justifican la necesidad de planificar un sistema energético en el que la energía nuclear contribuya a un tercio de la producción de electricidad, garantizando de este modo la diversificación de fuentes y la autonomía energética del país.
Parece ser que la energía nuclear es la única solución ecológica que puede acabar con el acelerado calentamiento del planeta. Muchos sectores defienden la utilización del átomo como alternativa al petróleo, por encima de cualquier opción de energías renovables. las cuales no pueden a corto ni a medio plazo abastecer las necesidades de una población mundial que va en aumento de forma vertiginosa; ya somos 6.000 millones y se espera que para el 2020 alcancemos la cifra de 7.000 millones. Son pocas pues las opciones a corto plazo de energías alternativas que no sea la nuclear; no se puede seguir sacando la energía de los combustibles fósiles, ni tampoco hay posibilidad de que las fuentes renovables, viento, mareas y corrientes de agua, consigan proporcionar energía suficiente y a tiempo.
Debemos pensar que el calentamiento del planeta es una amenaza más grave incluso que el terrorismo; ya en 2003 avino una oleada de calor que abarcó toda Europa y mató a 20.000 personas, y fue completamente distinta de cualquier ola de calor anterior. Fue una advertencia de lo peor que aún está por venir.
Ante este cambio climático que el planeta está teniendo, ¿qué deberíamos hacer?,¿seguir simplemente disfrutando de un siglo XXI más cálido mientras dure, y hacer que los intentos de maquillaje, como el tratado de Kioto, oculten la vergüenza política del calentamiento del planeta?.
De forma sensata debemos pensar en promocionar las energías renovables, pues es la solución a largo plazo para la salud de nuestro planeta, pero debemos ser realistas y pensar que hoy sólo hay una fuente inmediatamente disponible que no provoca calentamiento planetario, y ésa es la energía nuclear.
La Tierra es un ente singular que tiene vida propia capaz de autorregular los complejos sistemas que mantienen esa vida en nuestro mundo. La oposición a la energía nuclear está basada en el temor irracional, alimentado por la ficción, de los grupos de presión ecologista y los medios de comunicación, totalmente injustificados, pues la energía nuclear ha demostrado ser la más segura de todas las fuentes de energía de las que en la actualidad se dispone para abastecer las necesidades humanas.
La infraestructura de las centrales nucleares ha cambiado mucho desde su comienzo hace más de 50 años, hoy los reactores son más limpios, diferentes, más sencillos, y con residuos menos problemáticos, además de ser más económicos y seguros.
La experiencia dicta que hay que dejar de lado las utopías cuando su posible realización está muy lejana. La realidad hoy es que la energía nuclear es la más plausible si queremos seguir manteniendo el desarrollo actual sin reducir el consumo energético.
Al día de hoy se está estudiando, por parte del Gobierno, la posibilidad de prorrogar por 10 años más la vida de esta central nuclear de Garoña.
